Día 7, Del frío y del Calor.
En nuestra oficina, ocurre un poco, como en el resto del país, pasamos del frío al calor en un “santiamén”, un buen viernes tenemos la calefacción puesta, y al lunes siguiente necesitamos el aire acondicionado. Estos cambios tan bruscos hay compañeros/as a los que les aturde, y por consiguiente se producen las típicas trifulcas sobre si la temperatura está o no al nivel adecuado.
En las féminas se produce además un efecto muy beneficioso, pues renuevan el vestuario, y de un día para otro las vemos a todas con las típicas camisetitas estrechitas y ajustaditas que tan bien le sientan a la mayoría, las faldas comienzan a encoger, cual si se hubiesen lavado con agua caliente, las medias desaparecen, vislumbrándose horas de depilación y en general un cambio en el aspecto externo de todas..., y aunque este es un fenómeno físico objetivamente contrastable, también se producen, a veces, cambios de vestuario extemporáneos, y es cuando las alarmas se disparan, y la rumorología como ciencia exacta comienza a dar sus mayores frutos, como por ejemplo ha ocurrido hoy, en que la Srta. Mer. ha aparecido sobre las 9:30 con un traje verde de manga larga de hilo, una chaqueta de piel y las piernas enfundadas en unas botas color azafrán que a casi todos nos ha hecho pensar que debe tener frío, seguramente será que está falta de cariño, que a su edad, y con la noche que hemos pasado, venir con esa vestimenta no puede sino significar esto, o que quiere llamar la atención de alguna manera, o que la chacha le ha fallado, y aún no le ha cambiado la ropa de los roperos, o que tiene la lavadora rota, pero de éstas últimas justificaciones si tendríamos noticias, puesto que se hubiera llevado todo el día llamando a diestro y siniestro a fín de dar con la solución, porque si algo si sabe hacer la Srta. Mer. es hablar por teléfono, que como además el gasto por consumo se divide entre 40.000.000 de españoles, su porción es ínfima, conclusión, después de mucho debatir, todos llegamos a la misma conclusión, la Srta. Mer. desea destacar. Y para recalcar aún más su afan de protagonismo, en el momento de más calor va y se deja caer con un: “...con tanto aire acondicionado hace un frío que pela...”.
La verdad es que calor no hace, sobre todo con el aire acondicionado, pero quizás fuese bueno que dejara de funcionar un poco, a ver si las compañeras siguen con su deshojamiento cuan cebollas, todas ellas... bueno, todas no, la mayoría.
En las féminas se produce además un efecto muy beneficioso, pues renuevan el vestuario, y de un día para otro las vemos a todas con las típicas camisetitas estrechitas y ajustaditas que tan bien le sientan a la mayoría, las faldas comienzan a encoger, cual si se hubiesen lavado con agua caliente, las medias desaparecen, vislumbrándose horas de depilación y en general un cambio en el aspecto externo de todas..., y aunque este es un fenómeno físico objetivamente contrastable, también se producen, a veces, cambios de vestuario extemporáneos, y es cuando las alarmas se disparan, y la rumorología como ciencia exacta comienza a dar sus mayores frutos, como por ejemplo ha ocurrido hoy, en que la Srta. Mer. ha aparecido sobre las 9:30 con un traje verde de manga larga de hilo, una chaqueta de piel y las piernas enfundadas en unas botas color azafrán que a casi todos nos ha hecho pensar que debe tener frío, seguramente será que está falta de cariño, que a su edad, y con la noche que hemos pasado, venir con esa vestimenta no puede sino significar esto, o que quiere llamar la atención de alguna manera, o que la chacha le ha fallado, y aún no le ha cambiado la ropa de los roperos, o que tiene la lavadora rota, pero de éstas últimas justificaciones si tendríamos noticias, puesto que se hubiera llevado todo el día llamando a diestro y siniestro a fín de dar con la solución, porque si algo si sabe hacer la Srta. Mer. es hablar por teléfono, que como además el gasto por consumo se divide entre 40.000.000 de españoles, su porción es ínfima, conclusión, después de mucho debatir, todos llegamos a la misma conclusión, la Srta. Mer. desea destacar. Y para recalcar aún más su afan de protagonismo, en el momento de más calor va y se deja caer con un: “...con tanto aire acondicionado hace un frío que pela...”.
La verdad es que calor no hace, sobre todo con el aire acondicionado, pero quizás fuese bueno que dejara de funcionar un poco, a ver si las compañeras siguen con su deshojamiento cuan cebollas, todas ellas... bueno, todas no, la mayoría.