Día 18, El Sillón

En esta oficina el material es, como casi todo lo demás, incluidos los que la frecuentamos, obsoleto, las mesas son de cuando Franco jugaba a las bolas, los armarios son de cuando José Antonio Primo de Rivera juró bandera, la instalación eléctrica es de la posguerra, y las sillas y sillones se pueden hacer una idea...

Sin embargo como en toda buena regla matemática en esta nuestra oficina la excepción confirma la regla, es decir, casi todo es obsoleto menos la silla de la Srta. Mer. que es súper nueva novísima, súper espectacular, súper ergonómica, súper cómoda, y para finalizar con un adjetivo definitivo súper codiciada, - como ya sabrán los asiduos lectores de esta página, la dueña de la silla lleva unos diillas sin venir, y se presume que pasarán algunos más hasta su vuelta – todo lo cual lleva a que hoy se haya producido un episodio simpático acerca de la propiedad del usufructo de la susodicha silla, que más o menos ha sido del siguiente tenor:


- Super Email: ... mira aprovechando que Srta. Mer. no está y va a tardar en venir yo creo que lo mejor sería para dar un adecuado uso a los recursos puestos a nuestra disposición por la Administración.

Y en esto coge la silla y se la acerca a su mesa, sentándose sobre ella

- Manolito Gafotas: me parece bien la idea, lo que no me lo parece tanto, es que debas ser tú precisamente la que tenga que ocupar ilegítimamente la silla de Srta. Mer.

- S.E.:Y por qué no yo?, si soy la que tiene más antigüedad, soy la que más lo merece, soy la que mejor puede hacer uso de ella, y en definitiva, yo según vosotros soy como la silla, SUPER.

- FMGP: si pero eso sólo lo decimos en tono irónico...

En este momento Super Email hace un movimiento con sus manos por debajo del asiento de la silla para tocar los pulsadores y acomodarla a su estatura y su ángulo normal de inclinación.

- M.G.: No te acomodes, que esto no es justo, y a ti te quedan aquí dos telediarios...

- S.E.: pues por eso mismo que me queda poco lo poco que me queda lo voy a pasar de la mejor manera posible.

Libertad que estaba oyendo desde su burbuja (despacho) como la conversación subía de tono, sale y dice

- L: Un poco de calma, por favor, a ver Super Email levántate de la silla que o os ponéis de acuerdo o la silla se queda donde estaba.

Super Email hace caso, se levanta y la silla pega un respingo hacia atrás ante la admiración de todos, que puestos a ver que ha pasado se ponen a inspeccionar la silla, llegando a la conclusión de que la silla se ha estropeado, con tanto tocarle los reglajes Super Email, quien con un significativo “¿he sido yo?” provoca la más profunda de las sonrisas de los allí presentes.

Después de arduos trabajos por parte de Manolito Gafotas, FMGP, y la propia Super Email llaman en un ultimo minuto de desesperación al Informático, quien con sus manos prestas y hábiles logra (sin saber cómo) dejarla como estaba antes de que nadie la tocase, y tras escuchar un profundo ufffffff de alivio de Super Email, acuerdan dejar la silla donde estaba, pues es casi tan delicada como su dueña.